¿Cómo empezó el toque terapéutico?

Las raíces del contacto terapéutico se remontan a finales del siglo XIX y principios del XX, cuando surgieron diversas prácticas y filosofías curativas, entre ellas el espiritismo, el vitalismo y el mesmerismo. Estas prácticas exploraron el concepto de un campo de energía invisible que rodea el cuerpo humano y creían que los desequilibrios en este campo podrían causar enfermedades. Una figura destacada durante esta época fue Franz Anton Mesmer, quien introdujo el concepto de "magnetismo animal" o "mesmerismo", una creencia en un fluido universal que podría usarse con fines terapéuticos.

Fue en la década de 1970 cuando tomó forma el toque terapéutico como práctica distinta. Dolores Krieger, profesora de enfermería e investigadora de la Universidad de Nueva York, y Dora Kunz, sanadora espiritual y psíquica, colaboraron para desarrollar el concepto de contacto terapéutico.

Krieger y Kunz plantearon la hipótesis de que las enfermeras y los curanderos podrían usar sus manos para sentir y manipular este campo de energía para promover la curación y el bienestar. Creían que al colocar sus manos cerca o sobre el cuerpo de un paciente, los practicantes podrían influir en el campo de energía y facilitar las capacidades curativas naturales del cuerpo.

Con el tiempo, el contacto terapéutico evolucionó como una intervención de enfermería estandarizada y su práctica se generalizó en los entornos sanitarios. Sin embargo, sigue siendo controvertido debido a la falta de una base científica sólida y a resultados de investigación contradictorios.