¿Por qué ya no se utilizan frigoríficos con CFC?

Los CFC (clorofluorocarbonos) alguna vez se utilizaron ampliamente como refrigerantes en refrigeradores, acondicionadores de aire y otros aparatos de refrigeración. Sin embargo, se descubrió que eran perjudiciales para la capa de ozono de la Tierra y finalmente fueron eliminados en virtud del Protocolo de Montreal.

Los CFC son compuestos estables y no reactivos que pueden permanecer en la atmósfera durante décadas. Cuando llegan a la estratosfera, son descompuestos por la radiación ultravioleta, liberando átomos de cloro. Estos átomos de cloro pueden luego reaccionar con las moléculas de ozono, destruyéndolas. El agotamiento de la capa de ozono provoca un aumento de los niveles de radiación ultravioleta que llega a la superficie de la Tierra, lo que puede causar una serie de problemas de salud, como cáncer de piel, cataratas y supresión del sistema inmunológico.

Además del agotamiento de la capa de ozono, los CFC también pueden contribuir al cambio climático. Son potentes gases de efecto invernadero, lo que significa que pueden atrapar calor en la atmósfera. Esto puede provocar un calentamiento global y otros efectos del cambio climático, como fenómenos meteorológicos más extremos y un aumento del nivel del mar.

Debido a los efectos nocivos de los CFC, su uso ha sido eliminado en la mayoría de los países. En Estados Unidos, la producción de CFC se prohibió en 1995. Los HCFC (hidroclorofluorocarbonos) se introdujeron como sustituto transitorio de los CFC, pero también se están eliminando progresivamente. Los HFC (hidrofluorocarbonos) son actualmente los refrigerantes más utilizados y no son perjudiciales para la capa de ozono.